«Vamos a por ese dragón maldito contra el que disparamos nuestras flechas». Este es el espíritu con el que un grupo de alicantinas afronta cada clase de tiro con arco contra el cáncer de mama. Un deporte en el que han descubierto numerosos beneficios físicos y psicológicos que les ayudan a superar la enfermedad. En el 80 % de los casos, el brazo más cercano al pecho donde la mujer ha sufrido una operación mamaria sufre una inflamación de los tejidos denominada linfedema, comúnmente generado por la extirpación de los ganglios linfáticos durante la cirugía contra el cáncer, «y la vibración del arco al disparar contribuye a reducirlo o prevenirlo.
Así lo ha demostrado un estudio realizado en pacientes por el Hospital Infanta Leonor de Madrid», explica Clara Burgos, vicepresidenta de la Asociación Provincial de Alicante de Mujeres con Cáncer de Mama (APAMM).
Este centro hizo un seguimiento a nivel hospitalario pudiendo demostrar que un porcentaje muy alto de mujeres practicándolo han conseguido disminuir el linfedema, que afecta hasta el 56 % de los casos de pacientes que se han sometido a una linfadectomía (procedimiento quirúrgico en el que se extraen una muestra de los ganglios linfáticos y se examina para determinar si contienen cáncer); y a un 26 % de casos con la sola biopsia del ganglio centinela.
Entrenamiento
El estudio también llegó a manos de Begoña Blanco, promotora de «Las guerreras de Santa Bárbara», que es como se denomina el grupo que hace seis meses inició esta actividad como terapia. Pertenecen al Club de Tiro con Arco Santa Bárbara de Alicante y entrenan en el patio del colegio Rabassa de Alicante, que les ha cedido un espacio dos tardes a la semana fuera de horario lectivo, donde entrenan haga frío o calor a falta de un local.
Son pioneras en la Comunidad Valenciana y de momento cuentan con 17 arqueras divididas en dos niveles, uno inicial y otro de perfeccionamiento, aunque formarán más conforme vayan mejorando en su técnica.
Begoña Blanco empezó hace tres años con el tiro con arco a raíz de su cáncer de mama. «Yo tengo este deporte en casa. Mi hija tira con arco, mi marido es juez y monitor (Miguel Martín, presidente del Club Santa Bárbara). Cuando tuve la enfermedad me dije: esto es lo mío, voy a por ello, y a raíz de notar una gran mejoría, quiero que todas las mujeres lo prueben. Solo le veo beneficios».
“Yo tengo este deporte en casa. Mi hija tira con arco, mi marido es juez y monitor. Cuando tuve la enfermedad me dije: esto es lo mío”
Begoña Blanco
— Promotora de “Las guerreras de Santa Bárbara”
Rehabilitación
Así, apunta que «cuando te radian, todo el sistema músculo-esquelético de la zona superior del cuerpo sufre. Se quema mucha musculatura y el brazo se queda muy debilitado. Hay mujeres que ni siquiera lo pueden mover y el tiro con arco hace una rehabilitación a través de la vibración que produce la cuerda cuando sueltas el arco al disparar la flecha, que va directamente a la mano y el brazo, que recibe un pequeño masaje, como un ligero drenaje. Pero si eso lo repetimos dos veces a la semana y tiramos muchas flechas va haciendo su labor».
Lo ratifica Maribel López, que lleva tres semanas disparando flechas pero «me ha enganchado y voy a seguir. Con todos los tratamientos, la parte superior del tronco se queda más debilitada. Me está viniendo muy bien para los brazos y las manos porque con la quimio a veces se quedan con falta de sensibilidad y los movimientos del arco van muy bien».
Estas arqueras son pioneras en la Comunidad Valenciana aunque ya existen otros grupos similares en Madrid, Murcia, Andalucía, Valladolid, Asturias o Cantabria que se dedican a intentar sanar con este deporte, en el que también encuentran una terapia de salud mental.
“Me está viniendo muy bien para los brazos y las manos porque con la quimio a veces se quedan con falta de sensibilidad”
Maribel López
— Arquera
Aspecto mental
«El tiro con arco me ha ayudado más que un psicólogo», afirma Magui Pérez, que también forma parte de la asociación APAMM, a la que Begoña Blanco acudió a ofrecer la actividad tras ir primero a buscar apoyo a los hospitales alicantinos.
En su caso, es de la primera hornada, de abril, y se queda también con «las risas, el compañerismo, el no acordarme de la enfermedad…Venía de un momento muy duro como fue la pérdida de mi madre y me han levantado el ánimo un montón. Estamos la que estamos pero, ¿y las que se han ido? ¿Y las que vendrán? Porque hay chicas jovencillas aún ya empezando y hay que estar para todas».
«El tiro con arco me ha ayudado más que un psicólogo»
Coincide plenamente Mercedes Descalzo, que opina que es una disciplina que «es un todo. Te da mucha paz. No solamente te ayuda como un ejercicio físico para el linfedema, te ayuda mucho mentalmente, y cuando te estás recuperando de un cáncer la mente es prodigiosa. O está contigo o está en tu contra, y el tiro con arco es un descubrimiento que me ha ayudado a serenarme psíquicamente. Necesitas un poco de paz en medio de todo este caos y es un deporte muy sereno. Conforme das una clase y luego otra, lo necesitas porque es terapéutico física y mentalmente. Requiere concentración y autoconocimiento».
Mercedes es del segundo grupo, el más «novato»: empezó en junio y se ha enganchado tanto que «incluso con una nena que tengo, hago virguerías para poder venir».
“El tiro con arco es un descubrimiento que me ha ayudado a serenarme psíquicamente. Necesitas un poco de paz en medio de todo este caos y es un deporte muy sereno”
Mercedes Descalzo
— Arquera
Socialización
La arquera tiene dos hermanas con la misma enfermedad. Una vive en Valencia, donde todavía no se ha fundado ningún grupo similar; y la pequeña está recuperándose con la idea de apuntarse con ella. También están las que, como Cristina García, destacan el aspecto de socialización de este deporte. «Es una forma de conocer a otras personas. Nos reímos, nos ayudamos unas a otras, nos retroalimentamos en positivo. Nunca se nombra la palabra cáncer, si acaso cuando alguna va a ir a revisión se le desea suerte», afirman.
Entre «Las Guerreras de Santa Bárbara» hay un amplio abanico de edades, desde Inés Quesada, la más joven, con 35 años, a la más mayor, 67 años, Rosario Blanes, «una valiente», coinciden las compañeras que entrenaron este pasado jueves. «Valientes pero vulnerables. Hay algunas que vienen con mascarilla con las defensas muy bajas, o con metástasis», apunta Clara Burgos. Por todo ello, consideran que «es la enfermedad de este siglo. Hay más cánceres en las mujeres pero de mama y ginecológicos muchos».
Las arqueras han elaborado un vídeo de 15 minutos fruto de tres meses de grabaciones que subirán a redes sociales el 19 de octubre por el Día Mundial contra el Cáncer de Mama y están en conversaciones con varias instituciones para su estreno. Completan el grupo Juana Carrión, Fela Berenguer, Fini Coloma, Patricia Coloma, Kriss Cerdá, Josefina Lamadrid, Maribel Llorens, Carmen Vidal y Paqui González.
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