By car, bus and motorhome: this is how the two thousand people displaced to Avilés for a judo tournament do it

By car, bus and motorhome: this is how the two thousand people displaced to Avilés for a judo tournament do it

Cientos de kilómetros y decenas horas de viaje para competir en diferentes ciudades del país. Así es la vida de los familiares y los judokas que participan en torneos como el Villa de Avilés, celebrado este fin de semana en la ciudad, que ha atraído a casi 2.000 participantes. La inmensa mayoría, llegados de otras comunidades autónomas, llevan a cabo una exigente planificación para organizar las expediciones. En algunos casos, los clubes de judo optan por viajes grupales e autobús cuando se trata de largos recorridos, mientras que en otros, son las propias madres y padres de los competidores quienes se ponen al volante de sus coches o autocaravanas para facilitar la faena cuando el torneo, como el de Avilés, se alarga durante varios días. Es el caso de Sofía Dura y Raquel Docón, madre e hija valencianas que llegaron el viernes a la ciudad y que este sábado pusieron rumbo de vuelta a casa en coche

“Se hace duro, sobre todo en el aspecto económico. Es un esfuerzo, ya que en muchas ocasiones hay que compaginarlo con el trabajo”, declaró Dura, ataviada, como su hija, con la sudadera del club Judo Canet. “Combustible, comida, en ocasiones hospedaje… El dinero es muy importante”, señaló la madre de la judoka, que se fue de Avilés con dos victorias y una derrota y con el objetivo “de volver y hacerlo mejor el año que viene”. Además, Dura lamenta la falta de subvenciones y que muchos niños, cuyas familias no pueden permitírselo, se queden sin poder competir. “Merece la pena el esfuerzo. Una vez que les ves competir y hacer lo que les gusta, disfrutas tanto como ellos”, aseguró.

Judoka Raquel Docón and her mother, Sofía Dura, before leaving to return to Valencia. / C. G.

Desde Santander llegaron los integrantes del Judo Club Muñiz, quienes lo hicieron, en su mayoría, a bordo de sus autocaravanas, las cuales estuvieron frente al polideportivo del Quirinal desde el jueves. “Somos una veintena. Algunos están en hostal u hotel, y otros nos quedamos aquí”, comentaron Manuel Bermúdez, Rebeca López, Fermín Diego, Fátima Presmanes, Marcelino Montoya y Roberto Pérez, padres de los competidores. “Cuando empezamos a venir a competiciones, pensaba que podría conocer las ciudades, pero sólo vemos pabellones”, bromeó Montoya, que señaló que Avilés –donde ya han estado en varias ocasiones– “por suerte nos pilla cerca”. “Es un sitio estupendo, la ciudad, lo poco que podemos ver cuando venimos, nos encanta, y la organización del torneo es genial”, declaró. Y es que, pese a permanecer en la villa varios días, las jornadas son “interminables” y apenas han podido “dar un par de paseos y tomar algo muy rápido”. “Los críos lo disfrutan y el esfuerzo merece muchísimo la pena”, añadió.

Por arriba, Luis Romero y Yolanda Alonso, con Mohamed El Budakhani, José Luis Pérez y Jon Romero.

Above, Luis Romero and Yolanda Alonso, with Mohamed El Budakhani, José Luis Pérez and Jon Romero. / C. G.

Desde más lejos, Murcia, llegaron Pedro López y su hija, Laura, que compitió este domingo en cadete. Esta era su primera vez en Avilés y lo hicieron en coche, como el resto de integrantes del club. “Los horarios son matadores. Nos habría gustado conocer más la ciudad, pero habrá más ocasiones”, aseguró López, que añadió: “Lo más complicado es la distancia. Han sido nueve horas y ahora toca repetir, pero estamos generando experiencias”. Por su parte, Mónica Alonso y Luis Romero, padres de Jon, llegaron desde Burgos durante la mañana del domingo y regresaron de noche. “No da tiempo a salir de aquí, quizás algún paseo, pero el objetivo es estar con ellos y que disfruten. Se van siempre con muchos amigos de otras regiones”, comentaron.

Subscribe to continue reading

Facebook
Pinterest
Twitter
LinkedIn
Email

Comments

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *