Khamzat Chimaev (13-0) es una de las figuras más controvertidas de la UFC. Su talento extraordinario en las artes marciales mixtas, combinado con sus polémicas relaciones fuera de la jaula, lo convierten en un peleador que genera críticas y alabanzas por igual.
A pesar de ocupar actualmente el puesto número 12 en el ranking del peso medio, es una de las estrellas más reconocidas de la organización de Dana White, y sus números en redes sociales son dignos de un campeón.
Con 30 años y un récord invicto, Chimaev busca una victoria crucial ante Robert Whittaker en el UFC 308 que lo catapulte nuevamente a la primera plana mediática. Si Khamzat consigue lucirse en Abu Dabi, estaríamos hablando de un posible próximo retador al título del peso medio. Este será el combate coestelar de un evento numerado en el que Ilia Topuria defenderá por primera vez su cinturón de peso pluma ante Max Holloway.
Un talento natural
Nacido en Chechenia, Rusia, un 1 de mayo de 1994, el pequeño Khamzat se interesó por las artes marciales a una edad muy temprana. A los 5 años ya practicaba lucha libre, muy arraigada en este tipo de regiones del Cáucaso, y fue ahí donde empezó a forjar ese carácter agresivo que lo convierte, hoy en día, en uno de los peleadores que más miedo infunden a sus rivales. A los 18 años, Chimaev y su familia emigraron a Suecia en busca de mejores oportunidades, y fue allí donde su carrera comenzó a despegar.
En Suecia, continuó entrenando lucha, participó en torneos de judo y combat sambo y más tarde transicionó a las MMA, con 23 años, donde se daría cuenta de su verdadero potencial. Khamzat se formó en el prestigioso Allstars Gym de Estocolmo, donde coincidiría cone estrellas de la UFC como Alexander Gustaffson, que por esa época intentaba arrebatarle el título mundial a un tal Jon Jones.
Ascenso meteórico
Tras sus combates amateur debutó como profesional en la promotora ‘BRAVE’, donde finalizó a sus cuatro oponentes para recibir la tan esperada llamada de Dana White. Su entrada a la mayor liga de MMA del planeta fue una de las mejores que hayamos visto nunca, con 3 victorias (2 KO y 1 sumisión) entre el 15 de julio y el 19 de septiembre de 2020. De hecho, ganó dos combates en 10 días, récord absoluto dentro la empresa. El monstruo de Chechenia había aterrizado y los matchmakers de la UFC vieron en él un futuro campeón.
A finales de 2020 la compañía lo programó para pelear contra Leon Edwards, pero fue ahí donde Chimaev empezó a experimentar graves problemas derivados del COVID-19. Le costaba respirar y entrenar era un infierno. Este pleito llegó a cancelarse hasta en 3 ocasiones y Khamzat, tras constantes pesadillas que ponían en riesgo su salud, decidió tomar la decisión más drástica de todas, retirarse.
Relaciones con Kadyrov
Volvería a la acción un año más tarde recuperado físicamente (pasó por encima de Jingliang Li y Jack Hermansson en menos de 3 semanas) y motivado por uno de sus mejores amigos, el líder checheno y aliado íntimo de Putin, Ramzan Kadyrov, con quien mantiene una estrecha relación. Kadyrov, quien ha sido el presidente de la República de Chechenia desde 2007, es una figura controvertida a nivel internacional, acusado de violaciones a los derechos humanos y de dirigir un régimen autoritario en su región. Sin embargo, Chimaev siempre ha exhibido sus buenos vínculos con él a través de redes sociales, llegando incluso a recibir regalos después de sus victorias en UFC como coches de alta gama.
A través de su organización, Akhmat MMA, Kadyrov ha financiado y apoyado a numerosos luchadores chechenos, brindándoles recursos para entrenar y competir a nivel internacional, por lo que no es de extrañar que Ramzat guarde muy buenas relaciones con super estrellas como Chimaev, quién se refirió al líder como un “héroe musulmán”. Ambos son muy religiosos. Estos estrechos lazos de Chimaev con aliados de Putin como Kadyrov impiden la entrada de Khamzat a Estados Unidos por problemas con su visa. Es decir, ahora mismo no puede pelear en suelo estadounidense, país en el que la UFC lleva a cabo la gran parte de sus eventos numerados. Eso es un problema mayúsculo para un chico al que muchos ven con madera de campeón. En Abu Dabi será la gran estrella local para la gran parte de la parroquia musulmana que llenará el Eithad Arena.
Muy inactivo dentro la jaula
Entre abril de 2022 y octubre de 2024, sin contar su pleito contra Whitakker, habrá peleado tan solo 3 veces (Gilbert Burns, Kevin Holland y Kamaru Usman), una inactividad que ha frenado el tren del ‘hype’ que llevaba consigo desde sus inicios. El púgil de 30 años, que renunció a la nacionalidad sueca y lucha ahora bajo la bandera palestina, es un wrestler de élite y domina a sus rivales en el suelo sin casi despeinarse, a lo que suma unas buenas habilidades en el striking. Su 1’88 de altura hacen de él un armario empotrado difícil de derribar. Su aspecto da miedo y las frases de “He venido a matar a todo el mundo. Soy el campeón” refuerzan esta narrativa de invencible.
De hecho, el combate ante el excampeón Whitakker será un choque de titanes, el que iba a ser el estelar del UFC Abu Dhabi del pasado mes de junio. El checheno, otra vez con problemas de salud en medio, tuvo que salirse y entró Aliskerov en su lugar. Ahora si, a unos pocos días de subirse al octágono más famoso del mundo, ambos están listos para la guerra. ‘Borz’ ha estado muy activo en redes sociales durante su ‘Training Camp’ y queda claro que quiere mostrar su mejor versión el próximo 26 de octubre en la capital de los Emiratos Árabes.
Ve ganador a Topuria
Chimaev declaró que ve favorito a Topuria en su pleito con Holloway: “Si Ilia usa su background de jiu jitsu puede ganar más fácil. Es un gran campeón”, afirmó el checheno.