Punto final a una rivalidad histórica. Rafa Nadal y Novak Djokovic protagonizaron su último baile conjunto en el Six Kings Slam que se ha disputado en Arabia Saudí, con victoria para el serbio (6-2, 7-6).
Balear y serbio se habían visto las caras por última vez hace apenas unos meses, en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos de París. Un escenario distinto, un partido oficial, una medalla en juego. Novak no dio tregua y acabó ganando el duelo, su victoria número 31 sobre Rafa en 60 duelos oficiales directos entre ambos. En Riyadh, sin títulos ni puntos de por medio, la fotografía se presentaba diferente, especialmente después del anuncio de la retirada de Nadal, hace apenas unos días. El partido se convertía en todo un homenaje, no solo al manacorí, sino también al tenis en general. El último ‘clásico’, el último Nadal-Djokovic.
El duelo empezó complicado para el balear que vio cómo Nole conseguía el break en el primer juego. Los nervios afloraban con cada minuto, como si de un partido oficial se tratara y el balcánico no desaprovechó la oportunidad para atacar. Con un nuevo quiebre en el séptimo juego encarriló ya la primera manga.
Destellos del mejor Nadal
Como en el primer set, el segundo empezó con servicio de Rafa y quiebre de Nole. Pero a diferencia de entonces, Nadal le devolvió el golpe con su primera rotura del partido, mostrando sus mejores golpes y cerrando con una derecha marca de la casa. Los nervios seguían, pero también ayudaron a sacar la garra que ha caracterizado siempre al manacorí, la capacidad de no rendirse nunca. Aparecieron entonces los mejores golpes, con el consentimiento de un Djokovic que durante varios juegos dio más cancha a su rival.
De las dos bolas de break de Rafa en el sexto juego se pasó a las de Nole que también acabó superando el balear, manteniendo ambos sus servicios. Pero luego llegaron las roturas, una por cada lado, para mandar el partido al tie-break.
Ahí Novak no quiso especular y jugó prácticamente todos sus turnos de servicio con saques directos que le llevaron a la victoria. Después, ambos se abrazaron para dar por cerrado así un capítulo de la historia reciente del tenis.