‘Flower power’ football, by Carme Barceló

‘Flower power’ football, by Carme Barceló
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Luis de la Fuente giving instructions for Spain – Denmark / Sefutbol

Luis De La Fuente ha demostrado en sobradas ocasiones cuál es su posición ante la vida en general y el balón en particular. Poca poesía y mucha praticidad, aliñadas ambas con un discurso contundente, tanto como esos argumentos en los que deja a Lamine Yamal a los pies de los caballos. Daneses ellos hace unos días. Veremos quiénes son los próximos que mandan a casa cojeando al jugador más en forma del momento.

El seleccionador nacional dijo que no está el horno para besos ni para ‘power flower’, así, con los conceptos mal alineados. Para los que lean hoy este artículo y llegaron al mundo en el siglo XXI, sólo un apunte histórico para saber qué fue y qué significó este movimiento. Allá por los años 60 nació este símbolo pacífico contra la guerra de Vietnam que abogaba por oponer a la fuerza de las armas el poder de las flores. La idea fue del poeta Allen Ginsberg y la recogió el activista Abbie Hoffman, creador de la Flower Brigade y organizador de la Marcha sobre el Pentágono, un encuentro multitudinario de jóvenes hippies que clamaban por la paz.

Cierto es que aquellas flores en el cabello a las que cantaba Scott McKenzie derivaron, con el tiempo, en inspiración para fiestas de discoteca una vez lograda la tan ansiada paz. Todo muy lúdico y muy pacífico, la antítesis de ese fútbol sin besos y con patadas al que De La Fuente llama “juego contundente” y justifica con la boca pequeña amparándose en los árbitros, en los que delega la máxima responsabilidad. Con este argumento dejó sin amparo a su jugador-fetiche, un chaval de 17 años al que le exige el físico y la mente de un veterano de guerra.

“Ya me gustaría a mí que ésto fuera un camino de rosas”, remató el seleccionador de la Roja. No sé yo si estaría dispuesto a luchar por un fútbol de babero y por los que lo practican. Lo veo bastante alejado de este ‘lifestyle’, por utilizar un anglicismo como el suyo. Prefiere dejar la protección final a los colegiados y al propio jugador que, en el caso del chaval blaugrana, resulta que no salir lesionado de un partido es “quitarse un balón antes”. Señaló claramente la inmadurez futbolística de un Lamine Yamal que le ha dado gloria y títulos. Aumento de sueldo, de momento, no. Ya se ha encargado el entrenador de clamar al cielo por ello.

El fútbol ‘flower power’ recogería también a todo aquel que niega la mayor, pasa por encima de la realidad, la opaca y le añade música para que todos bailen al mismo son. Así viven en la capital donde, arropados por el sonido del silencio -título de una de las canciones de los pacifistas Simon y Garfunkel-, pasan por encima de los escándalos que devienen del Santiago Bernabeu y/o de alguno de sus jugadores “razonablemente sospechoso en una presunta agresión sexual” en Suecia según definición de las autoridades de aquel país. El Real Madrid, en paralelo, ha eliminado a Mbappé de una campaña publicitaria y poco o nada se habla del tema por aquellos lares. Que corra el aire y que el poder de las flores anule ese cierto olor a podrido que nos llega desde allí. Y que la fuerza de De La Fuente os acompañe.

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