The Asturian badminton quarry awaits Carolina Marín: “She is a role model” – Princess of Asturias Awards

The Asturian badminton quarry awaits Carolina Marín: “She is a role model” – Princess of Asturias Awards

El Corredoria Arena tiene muchas cosas para ser uno de los lugares importantes en el bádminton español. Su color negro, que quizás para otros deportes puede ser un problema, es en cambio una bendición para esta disciplina en la que el cielo se llena de gráciles volantes. En ese pabellón de Oviedo cada año se congregan cientos de promesas nacionales para disputar uno de los máster de categorías inferiores más importantes. Por allí pasa también lo mejor de la cantera asturiana. Una cantera que está de enhorabuena. Y es que para pocos deportes es tan importante un premio como el “Princesa de Asturias” de los Deportes y también en pocos está tan claro quién de entre todos se merece el galardón.

La próxima llegada de Carolina Marín a Asturias está en la mente de todos. Es el caso de Silvia Mon, de 16 años, y de Sara Argüelles, de 15, que pertenecen al club de Vegadeo, una localidad que ha hecho del bádminton una bandera. Silvia lleva once años jugando y Sara diez. “Era el deporte que había en la escuela, el profesor nos propuso probarlo y aquí estamos ahora, cada vez hay más gente que juega”, explican. Mientras esperan por uno de sus partidos, cuando se les pregunta por Carolina Marín, se yerguen, como si les mentaras a alguien de la familia.

One of the matches that was played in the Oviedo master’s degree. / David Cabo

“El premio es súper merecido, lo luchó mucho desde siempre, ha tenido lesiones y se ha sabido recuperar, es un modelo a seguir”, dice Silvia, mientras su compañera Sara asiente y añade: “Otras en su caso se hubieran retirado”. Ninguna de ellas tiene reparo en confesar que cuando Carolina se lesionó en las semifinales de los Juegos Olímpicos de París brotaron las lágrimas: “Yo me puse a llorar”, dice Silvia. “Y yo”, añade Sara, que se extiende: “Ya estaba prácticamente en la final, fue muy duro, venía de una lesión, verla sufrir en la pista cuando lo volvió a intentar…”.

Para ellas Carolina Marín es alguien de una dimensión colosal y la posibilidad de conocerla cuando venga a Asturias es un sueño que aspiran a que se haga realidad: “Es un Iniesta a nivel de España, o un Nadal, sí, es como conocer a Rafa”, dicen.

Lucía Soto, del Club Bádminton Oviedo, es otra de las esperanzas del bádminton asturiano, una jugadora que además acabó entre las mejores del máster que organizaba su club. A punto de cumplir los 16 años, Lucía, mientras trata de recuperarse de un partido antes de comenzar a jugar otro, explica que, a diferencia de lo que se pueda pensar, “el bádminton es uno de los deportes más exigentes muscularmente, hay que ser rápido, cambios de dirección, sprint corto…”.

La asturiana coincide con sus compañeras de Vegadeo en que el de Carolina es “un premio que se merecía desde hace años, me alegré mucho de que se lo dieran”. De ella le gusta “su estilo, su motivación y su actitud”. También explica que el premio, además de para valorar la trayectoria de la onubense, sirve para dar a conocer más un deporte más practicado que comprendido: “Es un motivo para que lo conozcan más, en el colegio hasta nos felicitaron”.

Lucía ha cogido un poco de aire mientras hablaba de una de sus grandes referentes y vuelve a la pista, donde tratará de defender su plaza entre las ocho mejores de España. Cientos de raquetas inundan el pabellón, en el que se están jugando decenas de partidos a la vez, unos acaban, otros empiezan y durante dos días nadie aparta la vista de esos volantes que han convertido a Carolina Marín en una leyenda del deporte español.

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