Barça players celebrate the goal against Espanyol / Javi FERRÁNDIZ / Sport
El Barça de Pedri, Lamine y Olmo se lo pasa tan bien sobre el terreno de juego que, además de ganar, ofrece espectáculo. Los futbolistas disfrutan, intentan lo imposible y les sale todo. La confianza del equipo de Flick es de tal magnitud que, sin realizar un esfuerzo excesivo, se plantaron a la media parte con un tres a cero definitivo.
Por su parte, el Espanyol se mostró incapaz de frenar la avalancha de talento azulgrana. En la primera parte, la diferencia entre ambos equipos resultó tan grande que los azulgranas pensaban más en la goleada que en un posible contratiempo. A todo eso, sin olvidar que en el once titular del Barça había siete futbolistas procedentes de la cantera.
Sin embargo, todo cambió tras el descanso. El Barça arrancó visiblemente relajado y el Espanyol aprovechó sus oportunidades. La primera terminó en fuera de juego, pero la segunda acabó en gol. Flick lo veía venir y mostró un enfado poco habitual. El cambio de Olmo y Cubarsí por Fermín y De Jong provocó un cierto descontrol en el centro del campo que desorientó a todo el equipo. Fue la antítesis del primer tiempo. Del espectáculo se pasó a la mediocridad. Es cierto que los tres puntos estaban asegurados, pero nadie duda que el técnico alemán tomará nota del bajo rendimiento del segundo período. De cualquier forma, no se puede pedir más a un equipo que lleva una sensacional racha y que sigue liderando La Liga con autoridad.
Pues sí, todo eso sucedió en una jornada marcada por las tristes noticias que llegan de Valencia. El mundo del deporte mostró su consternación, pero faltó un mayor gesto solidario y unitario de todo el fútbol. En un sector en el que se mueven tantos millones sería bueno realizar una donación entre todos los clubs y futbolistas para todas esas personas que lo han perdido todo. Los minutos de silencio son necesarios, pero lo que necesitan los damnificados son manos que les ayuden y euros para poder sobrevivir. Eso sí es ser solidario.
