El año pasado, Iago se lanzó a inscribirse en un equipo de fútbol federado y este curso, algo que hasta ahora no se había decidido a realizar a sus 12 años. El regreso de los pequeños gallegos a las prácticas deportivas, que el COVID segó de manera brusca, no solo se ha recuperado, sino que sus datos muestran el tirón de fútbol, baloncesto, balonmano o judo, por citar algunos de los más populares. De hecho, las licencias de niños gallegos de 6 a 16 años con licencia federativa superan ya los datos de 2019, el año previo a la pandemia .
En aquel año, las licencias al cierre de la temporada sumaron 147.160 fichas, dato que se desplomó un año después, justo cuando se salía del estado de alarma. Entonces, 33.000 niños abandonaron el deporte por aquellas circunstancias, y los permisos alcanzaron los 114.348, según datos de la Secretaría Xeral de Deportes de la Xunta.
Desde entonces, las cifras han ido aumentando, con 117.017 niños federados al cierre de la temporada 2021/22; 134.135 un año después. El cierre de la última temporada, la de 2023/24 supuso un repunte del 10,1% y el incremento de 13.605 fichas hasta alcanzar 147.740 fichas, lo que equivale al 60% de todos los niños de 6 a 16 años de la comunidad, que suman 249.332.
Con la temporada 2024/25 ya iniciada ese dato alcanza las 143.300 de las 309.108 existentes en la comunidad, incluyendo a quienes superan los 16 años. Destaca la brecha de género, pues el 73,7% son hombres (227.863) y el 26,3%, mujeres (81.245). Entre los niños, esa diferencia baja al 66% (94.660) y 34% (48.640), respectivamente.
Los expertos destacan el papel del deporte como facilitar de las relaciones sociales entre los pequeños y también como antídoto contra la obesidad infantil, que también afecta en mayor medida a los niños que a las niñas.
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