Sporting, a team that always competes

Sporting, a team that always competes

Este Sporting siempre compite. Y frente al Deportivo, en la Coruña, salió a por la victoria desde el principio. La pregunta, en consecuencia, era: ¿cómo se va a comportar el equipo cuando meta un gol? Al contrario de lo que pensaba Jorge de Burgos, aquel fraile anciano de la magnífica novela y estupenda película “El nombre de la rosa”, que envenenaba a sus compañeros para que no leyeran el segundo libro de Poética de Aristóteles (si es que hubiera sido escrito) con el argumento de que animaba a la alegría, a la diversión y a la risa, emociones humanas que acaban con el miedo y el temor de Dios y, por tanto, se pierde la creencia ciega, la fe; la que mantiene este Sporting sin miedo alguno con su juego atrevido y arriesgado. Ya en la primera parte se mostró muy serio y superior, a pesar de los incontables errores en pases y controles de balón. El gol que debió ser el de la victoria llegó en la segunda mitad. Una definición de Nacho Méndez de jugador grande. Y entonces retomamos la cuestión inicial. ¿Qué hizo el Sporting, dio un paso atrás para asegurar el resultado o mantuvo su atrevimiento sustentado en una fe sin temores? El equipo continuó firme, sin renunciar al fútbol que hasta entonces había propuesto en Riazor.

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