El Sporting, impreciso y espeso, frena su racha en casa entre fallos
Albés se queda empatado con Gallego en los cinco triunfos seguidos en El Molinón. No llegó la sexta victoria consecutiva como local. Ni tampoco como consuelo menor el quinto partido seguido en Liga puntuando. La anterior ocasión que lo intentó, el Elche se cruzó en el camino para derrotar a los rojiblancos. El Granada asaltó El Molinón como ya lo había hecho el Levante en la jornada inaugural. Son las dos derrotas hasta la fecha de los rojiblancos ante su público. Y ambas llegaron ante dos equipos que, de momento, están en la zona alta, y que están también llamados a pelear por ascender. Le había ido bastante bien ante los rivales teóricamente más duros al Sporting este curso. Cayeron en Gijón este año el Mirandés, el Zaragoza o el Oviedo, que al acabar la noche del sábado ocupan puestos de play-off. O también el Castellón, que con un partido pendiente puede acceder también. Fue un encuentro impreciso y espeso de los gijoneses, que les costó entonarse, y que no tuvieron la misma paciencia que el Granada para esperar su momento. Porque los andaluces se encontraron con dos acciones en las que pelearon bien las disputas, para encontrar dos remates que, en el primer caso, pudo evitar quizás la defensa rojiblanca con un mejor posicionamiento, y en el segundo Yáñez estuvo blando en el despeje. Concedió el Sporting y el Granada sacó petróleo en un partido en el que por méritos podría haber sido más justo el empate.
El empate que truncó una decisión polémica del VAR
En el primer minuto del descuento, El Molinón estalló de alegría, con una falta muy bien botada por Cote. Una efusividad que truncó el VAR al anular por fuera de juego el tanto de Olaetxea. Una decisión polémica por la interpretación de la jugada. Porque en las cámaras de televisión se apuntó como fuera de juego de Caicedo y Olaetxea la primera acción de la jugada, en el momento en el que inicia el centro Cote. Pero es que la jugada tiene más miga, porque hay una acción intermedia, en la que no se diferencia con exactitud si es Campuzano o el defensa rival el que toca el balón antes de que le llegue a Olaetxea, que remata, da en el larguero, y después marca. La clave es que en esa segunda acción podría estar en línea. No obstante, lo que parece es fallo de interpretación al tomar como referencia la primera jugada y no la segunda.
Dubasin sigue a lo suyo: otra asistencia para seguir participando en los goles
En Burgos forzó el penalti para abrir la lata y después se sacó de la manga un misil desde fuera del área para hacer el segundo. Y ante el Granada “El Pingüino” quiso seguir participando en la fiesta del gol. Tocó esta vez ponerse la camiseta de asistente. Se sacó desde la banda derecha un perfecto centro, que aprovechó con un espectacular cabezazo Otero para poner el empate momentáneo. Dubasin lo celebró casi como un gol, porque hizo su tradicional baile con sus compañeros. Determinante desde el primer partido, entre goles, asistencias, forzando penaltis o expulsiones del rival, con un tercio de competición consumida, Dubasin demuestra que su fichaje ha sido un acierto. Aunque sólo con Dubasin no le alcanza al Sporting. Por eso son importantes más apoyos para los goles y ocasiones en el ataque, y ganar en firmeza defensiva, algo que no se manifestó frente al Granada.
El problema del fondo de armario y la añoranza de Guille Rosas
Casi se puede recitar de carrerilla en las últimas jornadas el once del Sporting, salvo en la alternancia por bajas de los centrales. Se plantó Albés ante el Granada con dos ausencias de su equipo base. Guille Rosas y Gaspar, por lesión, no pudieron jugar. Y el fondo de armario en este caso no funcionó. Especialmente en el caso del lateral, donde se añoró mucho la contribución en ataque del gijonés, con la falta de atrevimiento de Kevin, su sustituto. Tampoco Queipo, irregular, mejoró a Gaspar. Y dejó la duda de si hubiera sido mejor apostar de inicio por Campuzano.
Ramírez se queda sin ver un triunfo en su regreso al ambientazo de El Molinón
Miguel Ángel Ramírez, que ya estuvo en Burgos la pasada jornada, se acercó en esta ocasión a El Molinón para volver a ver en directo al equipo que entrenó la pasada temporada. Y también para volver a disfrutar de la magia de El Molinón. Pero se quedó sin ver un triunfo de su exequipo. Eso sí, pudo ver de nuevo el ambientazo de una grada enganchadísima con el Sporting, a la que le da igual que sea el mes de noviembre para ya hacer un recibimiento masivo. Porque a La Mareona le da igual que aún no se ha llegado al final de la primera vuelta, y un sábado por la noche aparecen 22.526 espectadores por El Molinón y se quedan en taquilla apenas 600 entradas por vender. Ramírez, que pudo comprobar como la base que sentó el año pasado es buena y tiene continuidad, no pudo volver a llevarse esa gran alegría de ver ganar al Sporting.
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