Nada por aquí, nada por allá, y de pronto aparece en el caso Supercopa un tal Cristiano Ronaldo y el yernísimo Agag, no confundir con aquel que hizo el book de fotos del dictador agonizando para luego venderlas por un buen pellizco. Parece ser, siempre supuestamente y entre muchas comillas, que el honesto Rubiales y Piqué, ya saben, amiguinas y amiguinos, conocidos en la intimidad como Rubi y Geri, intentaron utilizar de intermediarios a los dos muchachos anteriormente citados para pillar cacho en la construcción de un megacomplejo deportivo-lúdico-hotelero en Arabia.
Sí, ese lugar donde Rubiales trasladó la Supercopa de ¡¡¡¡Esssspaaaññññaaaa!!! cuando todavía mandaba, cuando todavía quedaba tiempo para el show de los cataplines junto a la Infanta y el beso no consentido a Jenni Hermoso, para llevar un trocito de democracia a un país evidentemente necesitado de ella.
Y es que, como decía Dioni Viña, a bajamar todo aparece. La UCO va tirando del hilo y salen cosas maravillosas que ya veremos si algún día se sustancian en algo en los juzgados. Aunque el tufillo ya era insoportable mucho antes de todo esto. Pero, tranquilas y tranquilos, que todo sigue en orden, que en 2034, siempre gracias a la transparente FIFA, Arabia tendrá su Mundial. Y todos tan contentos, faltaría más.
Por lo demás, y aquí abajo, donde llueve, hace frío y hay que seguir pagando la hipoteca, en Gijón fiesta en la puerta 11 de El Molinón para rememorar los años dorados del Sporting en la figura de Enzo Ferrero. El que todos dicen que fue uno de los mejores jugadores de la historia rojiblanca ya tiene su puerta en el campo que lleva de apellido Quini, uno de los que mejor aprovecharon las cualidades del argentino. Ahí estuvieron Irarragorri y autoridades varias. No la Alcaldesa, que sí estuvo, pero solo en calidad de aficionada. Vamos, que un rato Clark Kent y otro Superman. Pero las relaciones Ayuntamiento-Sporting van bien, ¿oyisti, güey?
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