Carolina Marín (Huelva, 1993) camina con suavidad por el hall del Hotel de la Reconquista, viste un jersey rosa claro y sonríe a todos los que se le acercan en busca de un autógrafo o para entregarle un regalo. Hay abrazos, buena sintonía y una sensación de paz que la campeona olímpica en Río de Janeiro y una de las mejores jugadoras de bádminton de la historia transmite a todos los que la rodean. Unos días antes de recibir el galardón, en medio de una apretada agenda, la onubense atiende a las preguntas de La Nueva España.
-“Es muy positiva”, “nunca se rinde”, “siempre se anima”. Estas son algunas de las frases que le dedicaban los alumnos del colegio ovetense Veneranda Manzano. ¿Qué siente al saber eso?
-Me siento muy orgullosa de que me transmitan esos mensajes porque creo que es una de las principales cosas y valores que quiero demostrar a esos jóvenes de hoy en día, que se vean reflejados en ellos, es importante para mí como persona porque esos mensajes me han ayudado mucho a lo largo de mi vida, creo que son mensajes muy presentes no solo para los niños, sino para cualquier persona de mediana o de mayor edad que los pueda necesitar. Son mensajes y palabras muy bonitas y muy necesarios.
-Esos mismos niños tenían siempre como referente a futbolistas, tenistas y ahora la tienen también a usted, una mujer que practica un deporte diferente. ¿Cambian las cosas?
-Sí, claro que cambian, sobre todo porque yo en mi infancia cuando empecé en este maravilloso mundo nunca tuve un referente, sobre todo en mi país porque nadie lo conocía. A nivel mundial conocía muy poquito de mi deporte. Los niños hoy pueden tener un referente con unos valores que muestra dentro y fuera de la pista, unos valores muy marcados. Es de lo que más orgullosa me siento.
-¿Se siente una pionera?
-Sí, me siento muy pionera, y aparte de todos los éxitos y medallas que he conseguido a lo largo de mi carrera deportiva, sobre todo de lo que más orgullosa me siento es de que la gente sepa en mi país lo que es el bádminton, que se hable de él y agradecida por todo el apoyo que tengo y recibo cada día. La gente quiere practicar y jugar. Luego, cuando compito en países asiáticos, la gente madruga para seguirme.
-Su primera convocatoria con la selección fue en Oviedo, en el Centro de Tecnificación. ¿Se acuerda de esos primeros momentos en Asturias?
-El venir a Asturias me hace recordar muchas cosas bonitas. Me acuerdo de mi papá, que lamentablemente lo perdí hace ya varios años, él fue el que me trajo aquí al campeonato de España en Vegadeo, por lo tanto el venir a Asturias me da mucha presencia, muchos recuerdos bonitos y cumplir el sueño de recoger el “Princesa de Asturias” pues imaginense. Desde que pisé a Asturias ha sido muy bonito, la gente me ha transmitido mucho cariño, van a ser unos días inolvidables.
-Asturias es una región donde se practica mucho el bádminton.
-Hay un Centro de Tecnificación, donde hay muchos jugadores y donde salen muchos jugadores buenos. Lo importante es que luego puedan marcharse al Centro de Alto Rendimiento de Madrid, que es donde se puede seguir creciendo y donde se puede dar el paso para competir internacionalmente. Es primordial la base de los entrenadores que se tenga para que los niños tengan una buena base.
-¿Su ejemplo servirá para que en unos años hablemos de otros grandes jugadores de bádminton en España?
-Me encantaría que cuando Carolina Marín cuelgue la raqueta no se deje de hablar de bádminton, si soy sincera creo que va a ser muy complicado, está muy difícil, creo que he puesto el listón muy alto, pero ojalá que me equivoque y en unos años haya otro niño o niña consiga todo lo que yo he conseguido y que se siga hablando de bádminton en mi país. Yo, por mi parte, cuando deje la raqueta no me voy a poder desvincular del bádminton porque soy lo que soy por mi deporte y a todo lo que me ha dado. Está claro que daré al bádminton de otra forma.
-Pasado el tiempo, ¿cómo recuerda los Juegos de París? ¿Hay menos amargura?
-Lo veo desde otra perspectiva. No hace falta seguir amargándose cuando es un momento, ha sido un momento, muy cruel. Un momento diría que injusto, pero cuando pasas tiempo contigo misma, reflexiones, dices quizás no lo merecía pero si la vida me ha puesto en mi sitio será por algo. Muchas veces el deporte tiene su cara buena y su cara mala. Todos trabajamos por nuestros sueños, para mí era una segunda medalla de oro olímpica. La vida me ha puesto en mi sitio sin quererlo, querría que me hubiera puesto en lo más alto del podio, pero al fin y al cabo me ha dado otras experiencias, he sabido valorar otras cosas, el estar más tiempo con mi familia, desde que me fui con 14 años no pasaba más de una semana en casa. Ahora, gracias a la lesión, he llegado a pasar tres semanas seguidas en casa, el estar con mi sobrino, con mi abuelita, ver como crecen y ellos han sido los que me han sacado del agujero en el que estaba.
-También ha incidido en la importancia de la salud mental para un deportista. ¿También para el resto de la sociedad?
-Para cualquier persona. Al fin y al cabo los deportistas lo primero que somos es personas, el cerebro es una parte más de nuestro cuerpo, igual que vamos al gimnasio a entrenar las piernas y los brazos, el cerebro también hay que entrenarlo. Para eso muchas veces no hace falta estar mal ni estar loco, sino que yo me encuentro bien pero quiero estar mejor, quiero aprender más de mí misma, quiero dar voz a emociones que quizás no me atreva o las tenga muy internas, y para eso está el psicólogo. Llevo trabando con mi psicóloga desde 2018, he pasado con ella los peores momentos de mi carrera deportiva y de la personal, con la perdida de mi papá. Son momentos que tienes que saber recomponerte, no cualquiera puede volver a hacer lo que hacía. Volver a ganar no ha sido fácil y para eso he necesitado esa ayuda externa.
-¿Le da armas esa ayuda para afrontar los siguientes retos?
-Empecé a trabajar con mi primer psicólogo cuando tenía 15 años, al segundo año desde que fui a Madrid, y desde ese momento yo he utilizado muchas estrategias, sobre todo para momentos de ansiedad, nervios, miedo. Los deportistas somos personas, insisto, sentimos y padecemos, muchas veces parece que somos extraterrestres, que o lo ganamos todo o lo perdemos todo, pero no; tenemos nuestros sentimientos y hay que saberlos gestionar. Una persona puede entrenar bien, pero luego tiene que gestionar muchas emociones para poder competir y rendir bien. No cualquier persona es capaz de normalizar unos Juegos Olímpicos, que es el torneo más importante para un deportista, es en el que todo el mundo pone las expectativas sobre ti, y toda esa presión externa también hay que saber canalizarla y eso no es fácil. Para eso necesitas esa ayuda externa.
-Son un montón de títulos y de medallas los que ha ganado. ¿Se queda con algún momento en concreto?
-No. Ni puedo ni quiero. Detrás de cada medalla siempre ha pasado algo. Muy poca gente lo sabe, pero siempre hay un camino a recorrer para lograr cada una de las medallas que he conseguido, y no han sido caminos fáciles. Está claro que nadie me ha regalado nada, he tenido que trabajar mucho. Siempre digo que hay algo de talento, pero sobre todo hay muchísimo trabajo. Y eso es lo que yo quiero recalcar hoy en día, lo que hay detrás.
-¿Se siente ahora más reconocida en España?
-Yo iba a los Juegos Olímpicos de París con el objetivo de conseguir la segunda medalla de oro, pero la vida me ha dado otra medalla que yo jamás me podía imaginar, y es una medalla en forma de cariño, de amor de la gente, y sobre todo de empatía. Siempre digo que las medallas son muy bonitas, y con lo que yo me quedo es el camino, sin embargo, la gente ha podido valorar, creo que por primera vez en mi carrera deportiva, todo lo que hay detrás, todo lo que he tenido que superar, el volver a lo más alto, el recomponerme de todos los momentos que la vida me ha puesto por delante, y eso no es fácil. He ganado una medalla que no sé si ha sido una de las más bonitas o de las que tengo más cariño y más agradecida puedo estar en toda mi vida.
-¿Qué ha sentido con la retirada de Rafa Nadal?
-Pena por un lado, por otro agradecimiento. Lo que ha hecho Rafa por su deporte y por la vida en general, lo que demuestra, es un legado eterno. Debería estar muy orgulloso de todo lo que ha hecho, de todo lo que ha dejado, no se va a olvidar y será muy difícil que otra persona lo pueda conseguir. Pero, claro, estás pensando egoístamente qué pena que no podamos ver otra vez a Rafa competir, pero el deporte tiene una fecha de caducidad. Él ha decidido que este es su final porque ahora le vienen otras etapas que tendrá que disfrutar, como su familia, su niño, que son experiencias que la vida te pone delante.
-Dice que quiere acabar su carrera en una pista de bádminton. Aún queda mucho trabajo, ¿no?
-Queda mucho trabajo. Esta última lesión la quiero ver desde otra perspectiva no quiero correr ni tener prisa para estar en una pista de bádminton. El momento más importante de mi vida ha pasado hace unos meses, que son unos Juegos Olímpicos, y era lo que tengo por delante son muchas cosas que quiero aprovechar y disfrutar. Una de ellas es pasar más tiempo con mi familia, por eso mismo no tengo ninguna prisa por coger una raqueta, de hecho, de momento la tengo apartada porque no lo quiero hacer. Quiero tomarme el tiempo que tanto mi cuerpo como mi corazón necesite para coger esa raqueta, para que otra vez vuelva a tener ganas, otra vez vuelva a tener motivación. Me conozco muy bien y sé que cuando me obligo o me obligan a hacer algo ya sé que no lo hago a gusto. Sé que cuando me pase eso sea cuando quizás deba pensar en tomar la decisión de colgar la raqueta. Por eso mismo, ahí una ilusión, pero no una obsesión, y es que hay un campeonato de Europa en año y medio en España, seguramente sea en Huelva, ojalá, todavía no se ha confirmado. Ojalá llegue el momento en el que pueda estar allí compitiendo y disfrutando con toda mi familia.
-¿Es este premio una buena ocasión para disfrutar y estar en contacto con la gente?
-Sin ninguna duda. Este premio es, sobre todo, un reconocimiento a toda mi carrera deportiva, a los valores que una muestra como persona y como deportista tanto fuera como dentro de la pista. Y también un agradecimiento para todo el cariño y el apoyo que la gente de a pie me está dando.
-Va a estar con niños estos días en Asturias. ¿Qué es lo que más le importa trasmitirles?
-Los valores que a día de hoy son fundamentales. Muchas veces el deporte es muy bonito, pero que cuando tú estás trabajando y esforzándote por conseguir un objetivo y un sueño muchas veces puedes conseguirlos y muchas veces no. Me gustaría transmitirles a los niños que hay que luchar y trabajar por conseguir las cosas, pero que hay que ser realistas. Muchas veces puede que lo consigas y muchas no, y no por eso debe haber una frustración, sino que debes de quedarte con, cuando mires hacia atrás, no arrepentirte de todo lo que has hecho. Y si te arrepientes de algo que por lo menos lo puedas trabajar y lo puedas ver de otra forma para luchar por otro objetivo y poder llegar a conseguirlo.