Vinicius logró un ‘hat-trick’ contra el Borusia Dortmund el pasado martes. Una exhibición que firmó en la segunda parte de un partido que parecía el prólogo hacia el Balón de Oro. No era una ilusión o una estrategia de presión. En el entorno del Real Madrid lo daban por hecho. “Creo va a ganar el Balón de Oro por lo que hizo el año pasado, que nos ayudó a ganar la Champions League, no por los tres goles de hoy que le servirán para el próximo”, decía Carlo Ancelotti sin miedo a equivocarse.
El italiano habló en nombre del club, que tenía todo preparado para la coronación del brasileño en París. Mantuvieron el plan hasta que el cruce de llamadas con los organizadores del certamen. ¿Era ganador Vinicius? No. ¿Carvajal? Tampoco. A partir de ahí, la expedición que encumbraría a Rodri quedó cancelada. El traje del brasileño no salió del armario, donde quedó temporalmente su ilusión. Por su carácter diferencial y justo favorito para llevarse el galardón seguro tendrá más oportunidades en el futuro. Tanto para el Real Madrid como para él, el Balón de Oro carece de valor.
La rabia de Vinicius: “Lo haré diez veces si es necesario”
Porque esta primera vez estaba imaginada y soñada desde hace mucho tiempo. Vinicius estaba convencido de haber sido el mejor de la pasada temporada. Para ello, presentaba una hoja de méritos de 26 goles y doce asistencias en 49 partidos, que podrían haber sido más de no haber sufrido una lesión al inicio del curso. Solo en la Champions anotó seis goles y cinco asistencias en 10 partidos. El Real Madrid no habría ganado la Decimoquinta sin su capacidad para ejecutar al Bayern o el gol que definió la final frente al Borussia Dortmund.
“Lo haré diez veces si es necesario. Ellos no están preparados”, publicó Vinicius tras el final de la gala. Ancelotti, por su parte, agradeció el trofeo de mejor entrenador a “mi familia, mi presidente, mi club, mis jugadores y, sobre todo, a Vini (segundo) y Carvajal (cuarto)”. Tenía tan claro Vinicius que el Balón de Oro le pertenecía que expresó, por paradójico que parezca, un comentario prudente cuando se le preguntó sobre la fiesta que no fue tras ser el MVP contra el Borussia Dortmund. “Yo eso se lo dejo a la gente. Que digan lo que quieran. Me alegra mucho escuchar mi nombre, es un sueño hecho realidad”, comentaba después de que todo el Bernabéu gritase “Vinicius, Balón de Oro”, correspondiendo el gran partido. Con el reconocimiento tan cerca, al brasileño le entró el vértigo. La sensación más humana que existe.
Recordó al chico tímido que en 2019, al poco de llegar al Real Madrid, decía con una sonrisa. “Sí, me veo ganando el Balón de Oro. Estoy trabajando para conseguirlo. Me veo ganándolo con 25 o 26 años, en plena madurez. No es fácil, es muy difícil, pero ya estoy jugando con los mejores con 18 años. Con 26 ya voy a estar haciendo todas las cosas muy bien. Yo creo que jugando aquí con los mejores jugadores que me ayudan siempre dentro del campo, yo creo que puedo ganar el Balón de Oro”. Era el vaticinio de una historia que, en ese momento, estaba lejos de cumplirse.
La mancha de la Copa América frente al resto
Después vino el clásico, la antesala para la imaginada coronación de París. Fue un mal partido que terminó con goleada y el sector visitante del Bernabéu, gritando, irónicamente: “Balón de playa, Vinicius balón de playa”. El plan no cambió. Tanto para el jugador como para el Real Madrid, la gala del Teatro Châtelet iba a ser una terapia contra el 0-4 del Barça. El mejor día para resetear y reivindicar lo conseguido en la 2023/2024: Champions, Liga y Supercopa de España, tal y como hizo Ancelotti en la rueda de prensa posterior a la goleada. “No hay que tirar todo a la basura, no vamos a estar lejos de la temporada pasada”.
Vinicius actuó con coherencia tras los insultos racistas que recibió Lamine Yamal. “Lamentablemente, lo que pasó en el Bernabéu con insultos racistas. No hay espacio para los criminales en nuestra sociedad. Todo mi apoyo a Lamine, Ansu y Raphinha. Sé que el Real Madrid y la Policía van a hacer las cosas para identificar y castigar a los culpables“, denunció, acallando las voces que aseguraban que no se posicionaría por haberse producido el incidente en el Bernabéu. Falta de memoria, porque ya había hecho lo mismo con Nico Williams y otros episodios similares.
Entonces, aparecieron los fantasmas. Como la mala Copa América, donde la selección de Brasil cayó en cuartos frente a Uruguay. Vinicius ni siquiera jugó ese partido, debido a la acumulación de amonestaciones, pero fue señalado igualmente por el pobre rendimiento de la ‘Canarinha’. Todo esto mientras Rodri se convertía en el MVP de la Eurocopa con España, con lo que su candidatura, unida a la trayectoria con el Manchester City, quedaba reforzada. A pesar de que en el enfrentamiento particular con el Real Madrid, Vinicius había salido vencedor.
¿Ganará algún día Vinicius el Balón de Oro?
El miedo se transformó en decepción durante la mañana del lunes, en la que el Real Madrid cerró filas con su jugador. El viaje y la posterior celebración quedaron cancelados. El brasileño había invitado a unas 20 personas para que disfrutasen de un día que culminaba un viaje increíble. La presencia de Carlo Ancelotti (entrenador del año), Florentino Pérez, Dani Carvajal y el resto de jugadores nominados se quedaron en tierra. El club entendió que la situación era una falta de respeto y se apuntó directamente a la UEFA, que firmó un acuerdo con Amaury, dueño de France Football. De fondo, el ‘caso Superliga’.