Cuando una tragedia toca de cerca (en este caso, de muy cerca), el pueblo se echa a las calles para ayudar. Y se notó en el Tartiere. Cientos de personas se acercaron a las oficinas del club azul en la previa del partido de los carbayones contra el Burgos para donar todo tipo de alimentos para los afectados por la dana en Valencia. La montaña de enseres de primera necesidad era notoria, abundando especialmente el agua, con miles de litros reunidos en torno al municipal carbayón.
Allí estaban Manolo Paredes, vicepresidente de la entidad; César Martín, presidente de la Fundación del Real Oviedo y exleyenda azul; Martín Peláez, presidente del Oviedo; Nacho Suárez, presidente de Symmachiarii; y Carlos Muñoz, exjugador y director del área social del club carbayón, entre otros. Este último, como agradecimiento a todos los que se animaron a donar, llevaba un taco de grandes dimensiones con entradas para el partido del Oviedo ante el Tenerife que no tardó mucho en terminarse. “Es un detalle para la gente que ha querido donar desinteresadamente: La cantidad de gente que ha venido da buena muestra de que cuando el pueblo lo necesita, la gente se vuelca”, dijo la leyenda azul mientras recogía litros y litros de agua que, junto al resto de enseres, serán donados al Gobierno del Principado, que se encargará de hacerlos llegar hasta las zonas afectadas de Valencia.
“Quería llevarlo yo en una furgoneta, pero viendo lo visto, es imposible”, decía Suárez, asombrado por la gran cantidad de alimentos recogidos. “Lo llevaremos hasta el centro social del Tartiere y ya será el Ayuntamiento de Oviedo, en comunión con el Principado, quienes se encarguen de recogerlo todo para llevarlo hasta Valencia”, explicaba. Mientras, cientos de personas paraban su vehículo frente a las oficinas del club y bajaban cargados con comida y agua. Hubo alguno que incluso traía carritos de la compra a rebosar. “Todo lo que podamos enviar será poco. El pueblo está salvando al pueblo, porque si tenemos que esperar a que los políticos hagan algo, vamos buenos”, indicaba Rodrigo Tuero, con un carrito de grandes dimensiones lleno de papel higiénico, agua y alguna que otra conserva. “Me gustaría mucho ir hasta allí para ayudar, pero el trabajo me lo impide. Esto es todo lo que puedo hacer, traer cosas para que los que están sufriendo este terrible desastre puedan sobrellevarlo un poquito mejor”, alegaba María Carbayín, que dejó varias botellas de agua en la pila de alimentos.
Es difícil calcular exactamente cuántos kilos y cuántos litros de agua y comida se habrán reunido en los aledaños del Tartiere. A falta de una cifra oficial, los allí presentes estimaron que podría llegarse a superar la tonelada de alimentos. “Hubo un señor que traía el coche lleno de agua. Había botellas hasta en el asiento del copiloto. Calculamos que solo ese hombre habrá traído sesenta euros en agua”, celebraba Manolo Paredes, muy enfadado con las políticas que se están llevando a cabo para paliar los destrozos causados por la dana. “En estos momentos, lo mejor que tenemos son las personas. Si no llega a ser por ellas… Es un tema que me enfada mucho, porque parece que para las cosas importantes estamos solos”, lamentó.
Desde las nueve de la mañana, hasta que comenzó el partido, el goteo de gente que llegaba al Tartiere para depositar sus donaciones fue incesante. La gente ni siquiera pensaba ya en el fútbol, si no en ayudar a los vecinos de Valencia. Lo que está claro es que cuando la tragedia toca de cerca, la gente se vuelca a ayudar. Todavía queda esperanza.
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