César González es el director técnico del Club Bádminton Oviedo, pero en un club deportivo, sobre todo si se trata de un deporte minoritario, hay que estar dispuestos a hacer muchas cosas, entre las cuales una de las más difíciles suele ser la de buscar recursos económicos para llevar a cabo toda la actividad que se desarrolla semana a semana. En el caso del equipo carbayón llevan desde la pandemia sin un patrocinador principal que cubra una parte de esos gastos y eso lo hace todo más difícil.
“Después de tantos años, con tantos éxitos, como la Copa Iberdrola que ganamos recientemente, siendo el club con más Copas de España, estando ahora en el número 1 del ranking de clubes nacional, líderes en División de Honor, batiendo nuestro récord de licencias, con más de 220, eso sin contar los niños de los colegios, seguimos sin tener un patrocinador principal que ponga su nombre al equipo”, lamenta César González, que asegura que eso hace mucho más complicado reforzarse para competir al más alto nivel: “Nos hemos tenido que reforzar para competir en División de Honor, pero tal y como está la cosa es muy difícil llevarlo adelante”.
Pero no solo se trata del equipo de División de Honor. Un club como el Bádminton Oviedo tiene que cubrir gastos tan esenciales como el de la compra de una nueva furgoneta: “Tenemos miedo de que se nos vaya de madre el presupuesto, hemos tenido que asumir la compra de una furgoneta porque la antigua, que hemos puesto a la venta, tiene 400.000 kilómetros y simplemente por seguridad hemos decidido cambiarla”, señala el director técnico del equipo azul.
Una de las fórmulas que contemplan para que les puedan echar una mano es el pago en especie, es decir, que alguna empresa les pueda dar gratis algún servicio que ellos necesiten a cambio del patrocinio. Esta fórmula les fue muy útil cuando les patrocinó la residencia Ovida, lo que les permitía ofrecer alojamiento y manutención a sus jugadores, algo que ahora es imposible. “Hay muchas fórmulas para echarnos una mano”, señala.
El club ahora mismo sale adelante con la ayuda del Ayuntamiento de Oviedo, del Principado, con el pago de las cuotas de los jugadores, las actividades que organizan y la colaboración de pequeños patrocinadores, pero lo que buscan es “un patrocinador que quiera unir su nombre al nuestro”. La razón es tener “una estabilidad”: “Queremos tener una estabilidad para poder competir en División de Honor sin pasar penurias, tener una plantilla estable”. La repercusión, entiende César González, es grande: “En el año 2024 hicimos más de 45 actividades fuera de Asturias, tenemos repercusión en los medios, mismamente los Premios ‘Princesa de Asturias’ de este año fueron a Carolina Marín, jugadora de bádminton, y a pesar de todo no lo conseguimos”.
Todo ello les lleva a estar un poco frustrados al ver que esa búsqueda es infructuosa: “No entendemos qué es lo que hacemos mal para conseguir ese patrocinador, no es por resultados, no es por exposición, no es porque no tengamos niños, que entre los del club y los colegios tenemos un volumen de 600 niños…”. Un montón de cosas que llevan a César González a preguntarse: “¿Qué más necesitamos?”. “No se me ocurre qué más puedo hacer, no solo es que tengamos actividad fuera de Asturias, en la región también hay 60 jugadores haciendo cosas”, añade.
El problema para el Club Bádminton Oviedo es que ya tuvo la experiencia de la temporada pasada, en la que sufrieron en División de Honor, y ahora que están otra vez en una buena posición, para intentar pelear por campeonatos, como en años anteriores, se dan cuenta de que la precariedad puede alejarles de esos objetivos por los que tanto han luchado.
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