No pudo el Sporting sumar la sexta consecutiva en casa. Los rojiblancos cayeron ante un Granada que, con la involuntaria ayuda de Yáñez, se llevaron los tres puntos en un partido en el que todo pasó tras el descanso. Weissman adelantó a los visitantes y Otero empató poco después para entrar en una fase de ida y vuelta que terminó con Diao doblando la tantas veces infalible muñeca del portero rojiblanco. Empató el conjunto gijonés en el tiempo añadido, pero el VAR intervino para evitar que subiera al marcador por fuera de juego. Dio la cara el conjunto de Albés ante un “súper gallo”. Quedan muchos partidos como este para dar continuidad a la evolución experimentada en los últimos dos meses.
Sin asumir riesgos. Cuidando la guardia y estirándose lo justo, a la espera de encontrar algún hueco que pocas veces apareció. No fue la primera parte el combate entre Tyson y Jake Paul, pero mostró el respeto de dos aspirantes a todo, sí, pero dispuestos a conceder lo mínimo. Al menos, de inicio. Dejaron contadas ocasiones los primeros cuarenta y cinco minutos. Por no decir ninguna. Un gol anulado a Lucas Boyé nada más comenzar el encuentro y poco más. Presionó muy arriba el Sporting para obligar a jugar en largo al exrojiblanco Mariño, tapando en falta cada balón jugado con Sergio Ruiz. Cerró pasillos interiores el Granada y dio escasas opciones a transitar sabedor del peligro de las galopadas de Otero y Dubasin.
Protegió el Sporting el renovado costado derecho cuando tocó defender. La entrada de Maras y Kevin Vázquez por los lesionados Diego Sánchez y Guille Rosas tuvo el contrapunto de ver a Olaetxea incrustado entre centrales mucho más de lo habitual. Volcó el rival cada balón largo, cada envite, a ese lateral diestro al que cayó Boyé con asiduidad, respondiendo Maras, permitiendo ganar metros a Kevin para saltar más al lateral que a Reinier. Un disparó desviado de este último fue otro de los tibios y escasos acercamientos al área. El Molinón empezaba a aburrirse entre tanto pase horizontal y el incombustible fondo sur pedía animar. 22.526 un sábado a las nueve de la noche. Casi nada.
Los rojiblancos, con Nacho Méndez liderando la búsqueda del momento y el lugar adecuado, intentaron contestar por la izquierda, por la banda de Pablo García y Dani Queipo, otra de las novedades. Dos tiros de Nacho Méndez, el último desviado por un defensa nazarí tras una buena combinación de pases al primer toque, fue el escaso balance ofensivo de los de casa en una primera parte de tanteo.
Pablo García cazó un balón sin dueño a tres metros de la frontal para armar un zurdazo que abrió la segunda parte sin cambios y deseo, al menos desde la grada, de empezar a ver ese caos divertido del Sporting de Albés. Pegó entonces el Granada para ponerse por delante. En uno de esos envites visitantes al costado diestro, el desajuste rojiblanco acabó con Reinier cabeceando en la frontal hacia un Weissman que definió con puño de Primera. Metió de primeras la izquierda para ajustar al palo y hacer inútil la estirada de Yáñez.
Pudo sentenciar el Granada en la siguiente acción. Una falta a favor del Sporting se convirtió en un contragolpe mortal si el balón llega a parar en cualquiera de los delanteros del Granada y no en Ricard. Sacó en corto el equipo rojiblanco, Queipo acabó haciéndose un lío y el cuadro de Escribá pilló a los gijoneses a otra cosa. El centro raso acabó rematado, en semifallo, por el lateral diestro nazarí. Balón manso a las manos de Yáñez y de ahí, al empate.
Tras recuperar en campo rival, Dubasin encontró el centro perfecto para, por fin, armar un remate entre palos capaz de amenazar a Mariño. Cabeceó mejor Juan Otero, casi en plancha, doblegando a su marca y girando el cuello lo justo para enviarla abajo, a un lado, donde duele. El tanto no solo igualó partido. Levantó a El Molinón. Y entonces, sí. El caos emergió, salieron Nacho Martín y Campuzano, por Gelabert y Queipo, y otro partido empezó.
Campu se situó como punta y Otero asumió el carril diestro, mandando a Dubasin a la izquierda. El siguiente en asomar al área fue Olaetxea, capaz de restar como un central y llegar segundos después desde segunda línea para forzar al Granada a enviar a saque de esquina. En ese córner renovó la pólvora Albés, con Caicedo relevando a Otero. Campu acabó en la derecha. El ida y vuelta empezaba a convertirse en tónica y Yáñez frenó una internada en velocidad de Weissman para devolver en la segunda parte todo el vértigo guardado en la primera. Último cuarto de hora y todo en un puño.
Más bien, en los dedos de Yáñez. El Granada acabó sacando partido del escenario con Boyé prolongando un balón largo y el recién incorporado Diao rematando en carrera con izquierda. El portero del Sporting, salvador en Burgos, palmeó y la pelota le venció la mano para acabar entrando en la portería rojiblanca.
Consiguió empatar el Sporting, pero el VAR dejó sin validez el gol de Olaetxea. Una falta lateral botada por Cote, que entró en los últimos minutos por Pablo García, terminó con el vasco rematando primero al larguero y, después, empujando a la red el rebote. Un par de minutos duró la alegría, el tiempo que tardó Sánchez López en señalar fuera de juego a instancias del pinganillo. Se jugaba el tiempo añadido y el conjunto rojiblanco apretó para salvar un punto. No fue posible ni rescatar el empate ni conseguir la sexta consecutiva ante un Granada mejor en los detalles.
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